Los agentes del destino David Norris (Matt Damon) es un hombre ambicioso y codicioso dedicado por completo a la política. Cuando David está a punto de conseguir un escaño en el Senado de los Estados Unidos, conoce a una guapa y moderna bailarina, Elise Sellas (Emily Blunt), una joven muy diferente al resto de mujeres que hasta ahora habían aparecido en su vida. Con el paso del tiempo, el David comienza a darse cuenta de los fuertes sentimientos que tiene hacia Elise, pero unos personajes misteriosos tratarán de mantener a la pareja lo más alejada posible.

David descubre entonces que se enfrenta a los agentes del Destino, unos hombres completamente dispuestos a usar los poderes de que disponen para impedir que la pareja se una. Una vez comprendido esto, el joven deberá tomar una difícil decisión: o aceptar la decisión del destino y alejarse de Elise para siempre, o arriesgarse y enfrentarse a lo establecido anteponiendo a todo el amor que siente hacia la chica.

Los agentes del destino

George Nolfi, reputado guionista autor de libretos como ‘Ocean’s Twelve (Uno más entra en juego)’ (2004) o ‘El ultimátum de Bourne’ (2007), debutaba en la dirección con la adaptación de un relato de Philip K. Dick en el que utilizaba los moldes de la ciencia-ficción para terminar aproximándose al drama romántico. Y ese es el principal problema de ‘Destino oculto’: que como película de ciencia ficción funciona a la perfección y crea un entramado de intriga muy bien estructurado y con una envoltura visual atrayente pero, sin embargo, estos elementos terminan diluyéndose al centrarse la historia en lo que en realidad parece interesarle al director, la relación amorosa imposible entre dos seres condenados a no estar jamás juntos. Así, lo que en principio podría haberse convertido en una traslación interesante del universo de K. Dick, termina siendo un drama un tanto ñoño y melifluo, en el que solo funciona la química entre los dos actores protagonistas.