Gamer: Juego Letal En un futuro próximo surge un nuevo concepto de entretenimiento, en el que la principal idea consiste en que algunas personas llegan a controlar a otros seres humanos a escala mundial. Este videojuego denominado ‘Slayers’ se basa en la capacidad de matar a partir de los ojos y los movimientos del personaje. En esta ocasión la ficción pasa a realidad en el momento que toman el control de otros seres humanos.El creador de este videojuego es el multimillonario y frívolo Ken Castle (Michael C. Hall), cuya creación permite utilizar a prisioneros reales como auténticos avatares; estos deberán luchar sin descanso contra sus contrincantes para poder sobrevivir; si consiguen superar 30 sesiones serán absueltos. En medio de este caos, aparece la figura de Kable (Gerard Butler), superestrella y héroe de Slayers. Para Kable, la tarea de sobrevivir no será nada fácil, ya que será controlado por un jóven jugador llamado Simon, cuya existencia se basa en mantener semanalmente con vida a Kable; encarcelado y apartado de toda su familia, deberá poner a prueba su ingenio y  tendrá que superar cualquier prueba para lograr escapar de este cruel videojuego.

Gamer: Juego Letal

Tras perpetrar las dos entregas de Crank, Crank: Veneno en la sangre y Crank. Alto voltaje, y antes de Ghost Rider: Espíritu de venganza, Mark Neveldine y Brian Taylor acometieron la realización de Gamer, película de ciencia ficción en la que tomaban toda la acción de sus dos películas anteriores en el marco de un mundo hipertecnológico en el que millones de seres humanos se encuentran sometidos a la violencia de unos juegos. Los directores intentan conjugar en Gamer el entretenimiento y la acción más pura con una cierta mirada crítica al mundo actual desde una óptica política y social que, sin embargo, acaba cayendo en una ambigüedad que resulta molesta (no por sí misma que podría haber sido electiva, sino porque queda la sensación constante, como en tantas películas de este tipo, de que se intenta algo y, finalmente, se cae en lo contrario por ineptitud de sus responsables o, por otro lado, porque en realidad aquello que quieren poner en tela de juicio acaba introduciéndose inevitablemente en las imágenes de la película). Y así, Gamer no es más que un juguete más o menos bien empaquetado que no contiene nada. Ni diversión.